De cómo me di cuenta de que la evaluación de mis alumnos les pertenece a ellos y no a lo que mis ojo
DE CÓMO ME DI CUENTA de que la evaluación de mis alumnos les pertenece a ellos y no a lo que mis ojos pudieran percibir o mis creencias pudieran juzgar.
O lo que es lo mismo, de cuando me hice la promesa a mi misma de no volver a evaluar a los alumnos de la manera en la que se está haciendo y de la que yo también era partícipe.
Esto de viajar a tu interior, entrar en la senda del autoconocimiento,aprender a ser emocionalmente inteligente, dejarte sentir…¡Es fantástico! ¿Por qué? Porque a corto o a largo plazo te proporciona de regalo diferentes gafas para ver la realidad. Tú no te das cuenta de cuando aparece ese regalo, esas nuevas gafas, pero de repente te encuentras mirando con otros ojos lo que antes mirabas de manera automática, programada, “ porque siempre se hizo así”, sin cuestionarte…
Esto fue lo que me pasó cuando fui a evaluar a mis alumnos en el último trimestre de este curso. Miré los ítems de evaluación y no veía lo mismo que veía durante tantos meses y años…¿Será posible?, pensé...¡Zasca! Me acababan de regalar unas nuevas gafas…¡Genial! A ver qué tal se ve la evaluación desde esta perspectiva. Vamos a ver...Ítems de esta evaluación:
es tímido
se muestra respetuoso
le cuesta hacer sus tareas
molesta a los compañeros
se sienta bien en la silla
discrimina los colores
reconoce y aplica cuantificadores
está en la etapa…….de lectoescriptura
camina correctamente
es alegre
identifica las piezas de vestir adecuadas según la climatología...
Estos ítems , pensados y escritos aquí de memoria y mezclados dentro de las diferentes áreas que escribo sólo como una muestra desordenada de más de 150 ítems que hay en el informe, me dieron mucho que pensar…¿En serio? ¿Todas estas etiquetas son lo que se llevan de regalo mis alumnos? ¿Quién soy yo para evaluar y decidir que un niño es tímido, revoltoso o alegre y quedarme tan ancha?
No veo ningún ítem que diga “el alumno ha mostrado paciencia y cariño con su profesora cuando ha tenido un día “cruzado” , días en los que ni todos los postgrados ni másters que me avalan podían sacarme de mi enfado, que por suerte , eran pocos.
¿En qué me baso yo para poder evaluar que un niño camina correctamente? ¿Camino yo correctamente?
Discrimina colores, aplica cuantificadores, identifica las piezas de vestir…¿de verdad que es esto lo que le va a definir al niño como buen alumno y buena persona?¿ Y si no sabe todos los colores o todas las formas geométricas? ¿En serio hemos de preocupar a las familias porque con 4 años no reconoce la forma cuadrada? Porque de esta manera, lo único que estamos diciendo es que la “culpa “ recae en el niño...El profesor ya ha hecho su misión, ya ha explicado tropecientas veces las formas geométricas básicas y si en dos cursos escolares (p3 y p4) no sabe alguna de ellas, ¡alerta! ¡Es preocupante!Avisemos a la família, reunámonos con sus padres y en el acta de evaluación que no se nos olvide decirlo “fulanito, no sabe que es un cuadrado”...Espero que se esté captando la ironía.
Hablo también de niños de esa edad porque es mi especialidad pero “anécdotas” como esta podría ponerlas de todas las edades.
Es muy importante conocer todas estas distorsiones cognitivas, que son errores que cometemos al percibir la información de la realidad, estamos haciendo unas interpretaciones que son erróneas y condicionan la autoestima de aquél/lla que miramos bajo cualquiera de las distorsiones cognitivas que existen.
Bajo mi punto de vista, si un niño de 3,4, 5 años no reconoce una forma geométrica tenemos una oportunidad perfecta para ejercer de maestros… ¿Cómo podemos ayudar a ese niño? Y bajo mi punto de vista, tampoco creo que el niño necesite “ayuda” porque no me parece grave que con 4 años el niño tenga la cabeza en otros asuntos más importantes como jugar constantemente, y desconecte cuando la explicación no le gusta, pero hacernos esa pregunta es mucho más interesante que no etiquetar al niño después de ciertos meses (1ra y 2da evaluación) y quedarnos tan anchos.
No conozco todavía a ningún niño que a partir de los 7 ,8, 9 años no reconozca formas básicas , colores , números , letras...Y sí, es verdad que la mayoría de niños en parvulario ya aprenden muchas cosas, pero a lo que me refiero es que si no las aprenden , las aprenderán y es misión del maestro saber si quizás el niño necesita madurar, si hay un problema afectivo detrás o un problema cognitivo o neuronal...Simplemente...Acompañar, guiar, observar, actuar , tranquilizar, relativizar...Esas son para mi las funciones clave de un maestro,(diferenciándolo de un profesor/instructor)...y no tanto juzgar o etiquetar, dando por hecho que yo ya he explicado lo que tenía que explicar y si el niño no lo sabe pues ¿es “tonto”, quizás? ¿De verdad tenemos la potestad y autoridad para decidir, remarcar, atestiguar y firmar con sello escolar que un niño es tal o cual cosa? ¿En serio que hay que evaluar a través de distorsiones cognitivas?
Cuando estamos limitando y encasillando a un niño no le estamos dando la oportunidad de aprender y además podemos estar dañando seriamente su autoestima y su autoconcepto, “este niño es torpe”, “este niño es un vago”, y es que luego además ¡ se convierte en realidad!.
Así que lo primero de todo es que seamos conscientes de que estamos etiquetando (la etiqueta es una de las distorsiones cognitivas), y de que esa etiqueta es un juicio, que puede estar fundamentado o no, pero es un juicio. Pregúntate si la etiqueta que le vas a poner al niño o que ya le pones , le ayuda o no le ayuda, no si está bien fundamentada o no, y qué impacto emocional está teniendo sobre el niño, porque si no le está ayudando ¿para qué lo haces? Si realmente quieres ayudarle , háblale de sus comportamientos y oriéntale hacia la solución. Y aquí, aunque estoy hablando de evaluación y de docentes, este punto sirve también para los padres, para que podáis reflexionar sobre las etiquetas que les ponéis a vuestros hijos.
Tanto los niños como las personas podemos tener determinadas conductas en un momento dado, y las conductas se pueden cambiar si nos limitan, pero si decimos “eres” ya estamos poniendo una losa en sus creencias con el daño consiguiente a su autoestima que vamos a provocar. Es prioritario ¡salvar a la persona!.
Y si un niño tiene determinadas conductas que muestran falta de respeto, lo normal es que el docente sea una persona formada y preparada para ello y sepa cómo guiar a ese niño en el cambio de conductas y no etiquetarlo, escribirlo en un informe, comentárselo a los padres y dar al niño “por perdido”.
Se hace necesario elevar el nivel de la educación al rango del autoconocimiento y trascender nuestra necesidad de etiquetar y etiquetarnos…
Es curioso observar como , una semana antes de las evaluaciones, se hacen pruebas, exámenes, como si el niño en esos 4 meses hubiera sido invisible o no hubiera hecho nada. “Justo esta semana, Fulanito no ha venido. ¿Y ahora cómo voy a saber yo lo que sabe?¿Cómo lo evalúo?”...Seguro que conocéis a más de un profesor, quizás vosotros mismos y yo en su momento, que entra en pánico cuando no puede evaluar a sus alumnos porque justo esa semana no han venido o se han puesto enfermos. Hay quien ni siquiera sabe qué ítems tenía que evaluar hasta que no se pone a abrir al final del trimestre el saga o cualquier programa de evaluación, y yo me pregunto, ahora que tengo estas nuevas gafas de ver, ¿Qué has evaluado y observado hasta ahora si no eras consciente de los objetivos?¿Cómo has podido ayudar al alumno en su proceso de aprendizaje y a conseguir el objetivo,si no sabías qué es lo que tenías que evaluar ni el objetivo a seguir? ¿Te has dedicado simplemente a seguir una programación? Si no eres consciente de lo que sabía el niño al principio y lo que sabe ahora en relación al objetivo, ¿cómo puedes evaluarlo? Me explico con un ejemplo sencillo:
Estoy en clase, con mis alumnos de 3 y 4 años , y me propongo explicar los colores porque a esa edad “hay que explicarles los colores”. Bien, decido que cada semana explicaré un color :verde, rojo, amarillo, naranja, azul...A las 5 semanas cambio de objetivo puesto que el objetivo de “explicar los colores” ya está cumplido. A los 4 meses toca “evaluación”.
Vamos a ver, Fulanito, ven un momento y dime qué color es este, ahora este, ahora el otro….-
Y ahora yo te diré los colores y tú los señalarás.
Muy bien, si Fulanito tiene la suerte de acertar ese día y esa hora el nombre de todos los colores, fantástico,¡ progresa adecuadamente!...pero como Fulanito no acierte más que dos...necesita mejorar y rápido!.
Aquí podemos plantearnos varias cosas, la primera es que antes de “explicar los colores” sería interesante saber cuántos alumnos ya conocían el nombre de los colores y cuántos conocían sólo el nombre de un color, de dos, de tres,de ninguno, porque quizás todos los alumnos ya conocían el nombre de los colores y se podía haber destinado el tiempo a otra cosa más interesante.
Quizás, también, cuando luego evalúas a los 4 meses y ves que un alumno acierta todos los colores, puede que no te hayas planteado que ya se los sabía desde un inicio y lo estás valorando positivamente “Este niño cuánto sabe!”, pero en realidad ha habido aprendizaje cero.
Quizás ese otro niño que no sabía más que dos colores cuando le has pasado la prueba, resulta que ha aprendido dos colores en esos meses y no se lo estás valorando pero este niño sí que ha seguido un proceso de aprendizaje y de no saber los colores ahora sabe dos y eso sí que hay que valorarlo!
La segunda cosa que podemos valorar es si el docente ha mirado el objetivo curricular en relación a los colores, porque quizás en el informe y como ítem sólo aparece “discrimina el rojo, el azul y el amarillo” .
Y la tercera sería ,¿cómo ayudas en el proceso de aprendizaje de ese ítem si no haces evaluación contínua? Es decir, el niño sólo tiene la oportunidad de aprender el color esa semana y resulta que ese objetivo es un ítem de evaluación¿Cómo te das cuenta de si lo ha aprendido ,o no, si esperas evaluarlo a los 4 meses? Y no digamos nada si encima acompañamos con la frase “pues ya debería saberlo porque estamos en P4 y se trabajan los colores desde P3”... Y cuando escucho esto me pregunto: ¿Desde cuando a esa persona se le olvidó ser maestro?Porque el planteamiento es el siguiente: El objetivo no es para el niño, es para ti, docente.
Si existe un ítem a evaluar en tu cartilla de evaluación, que primeramente es un objetivo, que diga “reconoce el rojo , el amarillo y el azul”, ese objetivo es para ti y no para el niño. Es tu misión, docente, que el niño pueda llegar a cumplir ese objetivo para así ser “válido”, es tu misión enseñarle esos colores del derecho y del revés si hace falta hasta que consiga aprenderlos si tan importante es para la evaluación, porque no hemos de olvidar que el niño viene a la escuela a aprender y no a demostrar lo que sabe. Es el maestro el que tiene que aplicar los recursos , estrategias y conocimientos necesarios y si no los tiene, buscarlos y formarse para que sus alumnos puedan conseguir los objetivos de esa evaluación adaptados a la madurez y la capacidad cognitiva del niño, sin olvidar su dimensión emocional. Y si no te gusta el ítem o el objetivo a seguir y lo ves ridículo, cámbialo o réstale importancia.
Ante todo esto y más, ya que simplemente esto que explico es una anécdota,y puede que a más de un maestro le duela leer esto(Sí, crecer a veces duele), lo que siento es agradecimiento por poder “ver”, por poder darme cuenta, a través de otros docentes, que es posible poder evaluar de otra manera, guiando y acompañando al niño, evitando las etiquetas y cualquier otra distorsión cognitiva que dañe su autoestima y le impida aprender...Gracias...Y mi deseo es que todos y cada uno de vosotros podáis llegar a ver otra manera de educar coherente con los valores que queremos ver reflejados en la sociedad.
Me gustaría que ni padres , ni madres ni cualquier otro colectivo utilizara este post, ni sacara las frases fuera de contexto para atacar a los maestros. En este escrito no estoy hablando de buenos ni de malos maestros. Si así lo hiciera estaría cometiendo la misma distorsión de etiquetar de la que no soy partidaria. Habrá profesores con buenas o mejores prácticas y con malas o peores prácticas, es decir, habrán elegido conductas y las conductas se pueden cambiar, no tanto así como si etiquetamos a la persona de que “es “ o no “es” tal cosa, pues ya le estaríamos poniendo una losa. Y con este pareado , el post ya se ha acabado.
Hay maneras diferentes de vivir la evaluación y ayudar al niño en su proceso de aprendizaje, así como conocer las distorsiones cognitivas que nos limitan.Si te apetece crecer, conocer más y subirte a este tren,escríbeme a eva.innovacioedcativa@gmail.com o revisa la agenda de formaciones que puedo ofrecerte. ¡Vamos juntos!